¿Que se esconde detras de la agalla o gallarita del rosal? Diplolepis rosae (L.) (Hymenoptera:Diplolepididae)
En casi toda Europa, es posible observar que a menudo los rosales (Rosa spp.) poseen una estructura (figuras 1,2) de unos 8 cm de circunferencia y muy diferente a las flores y frutos a los que estamos acostumbrados, ya que se asemeja más a un puñado de musgo o una bola de estambre, con pelos fibrosos de color verde-amarillento en las más recientes o rojo en las más antiguas, hasta que en invierno se secan y se oscurecen. Aunque son comunes, pueden pasar desapercibidas, y no muchas personas saben que se trata de un órgano completamente diferente; una agalla producida por la planta para defenderse frente al ataque de la larva de la avispilla parásita Diplolepis rosae (fam. Diplolepididae), que junto con Andricus quercustozae (fam. Cynipidae) representa una de las avispillas de las agallas (superfam. Cynipoidea) más comunes en la península Ibérica. Adicionalmente, también es posible encontrar una agalla similar en color y forma (fig. 1) en los rosales, pero que se diferencia por ser suculenta, espinosa, y por contener una sola cámara interna. Esta agalla es inducida por la avispilla D. mayri (fam. Diplolepididae).
Fig. 1) Agallas inducidas por D. mayri (izq.) y D. rosae (der.) en Rosa rubiginosa. Guadarrama, España. 21/01/2024 | |
Fig. 2) Agalla inducida por D. rosae, aun verde. Guardo, España. 25/07/2023 |
Antes de continuar, debemos saber qué es una agalla:
¿Qué es una agalla?
Las agallas vegetales, también conocidas como gallaritas, cecidias, entre muchos otros nombres, son un tipo de crecimiento anormal en las plantas provocado por un patógeno, el cual puede ser un artrópodo, bacteria, hongo, etc. y que proporciona alimento y refugio para este. En el caso de los artrópodos, la agalla es producida en respuesta a interacciones químicas y mecánicas entre el huésped y la planta, e incluso puede involucrar virus simbióticos en algunos casos. Muchas de estas interacciones continúan siendo un misterio para la ciencia. En general, las agallas, particularmente aquellas inducidas por artrópodos, no afectan de forma severa a la salud de la planta, pero existen excepciones, y algunas causan daños económicos, como la avispilla Dryocosmus kuriphilus (fam. Cynipidae), que provoca agallas en los castaños (Castanea spp.) y puede representar una plaga al haber sido introducida accidentalmente en lugares donde no tiene enemigos naturales.
Algunas agallas, en especial las más “complejas”, representan
un órgano completamente nuevo que la planta nunca produciría de no ser por el
patógeno, lo que sugiere que esta interacción es sumamente antigua y
especializada; las especies que inducen agallas pueden llegar a ser muy específicas, utilizando solo unas pocas especies de plantas para completar su ciclo. Así mismo, a menudo la apariencia de la agalla, y en que planta se ha desarrollado nos permite
identificar que organismo la ha provocado y confirmar su presencia aun sin observarlo directamente.
Estructura y habitantes de la gallarita del rosal
En el caso de D. rosae, mediante interacciones químicas, y cuando su larva (figs. 3A-3C) comienza a alimentarse del tejido de las yemas axilares o terminales de la rosa (rara vez de las hojas), se produce una alteración en sus células que las convierte en células nutritivas, las cuales son consumidas por la larva y a medida que son reemplazadas, forman capas concéntricas, hasta que resulta la característica "bola de musgo". Por dentro, la agalla contiene múltiples cámaras cubiertas por un tejido más sólido que aquel de las fibras exteriores. En cada una de estas cámaras se aloja una larva que se alimenta hasta que pueda pupar, y posteriormente llegar a su fase adulta. En ese momento la avispilla perfora la cámara con sus mandíbulas para así salir y buscar más rosales en los cuales depositar sus huevos.
La larva de D. rosae es blanca, o amarillenta en sus últimas etapas (instars), parecida a un croissant, vermiforme, y posee mandíbulas que dan la impresión de ser fuertes. Algo único sobre esta larva es que incluso en sus instars tempranos es posible observar lo que parecen ser los ojos compuestos del adulto, aun desarrollándose (fig. 3C). La pupa es blanca, ronda los 3 mm de longitud, y no forma un pupario o alguna otra cubierta, por lo
que es posible observar cómo va desarrollando características del adulto,
siendo las más evidentes las antenas, los ojos compuestos, y el mesosoma. Además de albergar las larvas de D. rosae, en la agalla también es posible encontrar parasitoides e inquilinos, sobre los cuales hablare en la continuación a este post.
Fig. 3) Agalla antigua, con algunas cámaras visibles. |
Las siguientes imágenes representan especímenes de D. rosae encontrados dentro de una agalla (fig. 3) obtenida el 18 de diciembre de 2023 en Guadalix de la Sierra, España.
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Fig. 3B) La cabeza de la larva mayor vista bajo un microscopio optico, a 4x |
Fig. 3C) Detalle de lo que parecen ojos compuestos |
Aunque decidí no interferir mucho con el desarrollo de las larvas, esto es, haciendo poco más que rociar un poco de agua dos veces a la semana, si posicioné la larva de las imágenes anteriores en el exterior para observar su progreso, y empecé a fotografiarla una vez empezó a pupar (figs. 4A-4B), aproximadamente el 14 de Enero.
Fig. 4A) Pupa posicionada al exterior de una camara para observar su progreso. 01/20/2024 |
Fig 4B) La pupa vista a traves de una lupa de mano. 01/20/2024 |
Pero a veces la vida nos da sorpresas: cuando las pupas ya tomaban un aspecto más cercano al del
adulto, noté que eran inusuales. Ahora se podía ver
que la pupa que tenía expuesta, e incluso las demás, se asemejaban más a la avispa Orthopelma mediator (fam. Ichneumonidae) (figs. 5,6). Esta especie es un endoparásito, a diferencia de los otros parasitoides e inquilinos asociados a la agalla del rosal, por lo que su desarrollo puede pasar desapercibido. Los adultos de O. mediator miden unos 4-5 mm, su cuerpo es liso y brillante, y, aunque morfológicamente es muy diferente, tiene una coloración similar al adulto de D. rosae por pura casualidad; mesosoma negro, patas naranjas (las traseras más oscuras), y metasoma naranja que se torna negro en los últimos tergitos.
Fig. 5A) Dos pupas de O. mediator, en un estado de desarrollo mas avanzado. 01/28/2024. |
Fig. 6) Hembra adulta de O. mediator. 04/02/2024. |
Fig. 7) Hembra adulta de D. rosae. 02/04/2024 |
Las agallas del rosal son un testamento más de que siempre queda algo por descubrir en la naturaleza, y de
que es posible encontrar biodiversidad y criaturas impresionantes aun en los
lugares más pequeños e inconspicuos. Puede que hayas leído sobre el concepto de
ceguera vegetal, y si las plantas pasan desapercibidas, seguro que las agallas
y la fauna asociada a estas podrían estar ignorándose aún más, a pesar de que algunas
hayan sido o continúen siendo parte del folklore, la medicina tradicional, y la
industria (véase tinta ferrogálica). Por todo esto, espero que posts como este sirvan para educar al publico y
para despertar curiosidad sobre elementos de la naturaleza que a menudo ignoramos
o despreciamos.
En la continuación a este post, la cual publicare después de que todas las avispas encontradas en la agalla alcancen su fase adulta, explicare el proceso que seguí para recolectar una agalla del rosal, como criar las larvas que esta puede contener, y cuáles fueron los resultados. Sin dar muchos detalles, diré que ya está siendo un éxito, y que he podido observar múltiples especies asociadas a esta agalla.
*El autor de este blog es un estudiante de la carrera de Medio Ambiente y entomólogo aficionado que redacta posts de carácter educativo y divulgativo, por lo tanto, pueden contener errores e información no incluida en las fuentes, con poca evidencia, o basada en evidencia anecdótica. Se recomienda consultar las fuentes y otras publicaciones para corroborar cualquier afirmación.
Fuentes:
Avtzis, D. N., Melika, G., Matošević, D., & Coyle, D. R. (2019). The
Asian chestnut gall wasp Dryocosmus kuriphilus: a global invader and a
successful case of classical biological control. Journal of pest science, 92, 107-115
László, Z., & Tóthmérész, B. (2011). Parasitism, phenology and sex ratio in galls of Diplolepis rosae in the Eastern Carpathian Basin. Entomologica Romanica, 16, 33-38.
László, Z., & Tóthmérész, B. (2011). Parasitoids of the bedeguar gall (Diplolepis rosae): effect of host scale on density and prevalence. Acta Zoologica Academiae Scientiarum Hungaricae, 57(3), 219-232.
Nordlander, G. (1973). Parasitsteklar i galler au Diplolepis rosae (L.) och D. mayri Schlecttd. (Hym.,Cynipidae) (Hym., Ichneumonoidea, Chalcidoidea, Cynipiodea) Ent. Tidskr, 94 (34): 148-176.
Rohfritsch, O. (1992). Patterns in gall development. Biology of insect-induced galls, 60-86.
Urban, J. (2018). Diplolepis rosae (L.)(Hymenoptera: Cynipidae): Development, ecology and galls in the Brno Region. Acta Universitatis Agriculturae et Silviculturae Mendelianae Brunensis.
Ultima actualizacion: Abril 2 de 2024.
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